Una de las mayores disyuntivas que tiene todo ahorrador es escoger el producto de inversión que mejor se adapte a sus objetivos de rentabilidad y aversión al riesgo. No son pocas las personas que han hecho caso omiso al famoso refrán nadie da duros a cuatro pesetas, creyendo que existen productos de inversión sin riesgo y con una elevada rentabilidad.
Este binomio rentabilidad-riesgo se traduce en dos tipos genéricos de productos: los productos de renta variable, más arriesgados pero con unos rendimientos esperados más altos, y los productos de renta fija, más seguros pero con una rentabilidad más baja o incluso negativa si tenemos en cuenta la inflación. Si el objetivo de todo inversor es maximizar el valor de su inversión, ¿merece la pena invertir en productos de renta fija? Continue reading